Intenciones sanas, vida sana.


En la antigüedad se condenaba a los enfermos porque se pensaba que las enfermedades eran un castigo divino por sus pensamientos o actos pecaminosos(*). De modo que si alguien enfermaba era excluido, discriminado y hasta condenado socialmente o expulsado de la comunidad.

Algo intuían las personas de la época sobre las enfermedades, pero erradamente condenaban a la persona enferma, y esta actitud, a la vez y sin lugar a dudas, causaba dolencias y/o enfermedades.

Las ideas y creencias de una época si son depuradas pueden ser útiles. Y tomando esta idea de que la enfermedad se origina en un ambiente propicio que podría ser el de pensamientos y/o actos mal intencionados, uno puede tomar la iniciativa de comenzar a detectar esos sentimientos bajos y volverse un testigo de ellos, sin condenarlos ni rechazarlos, de esta manera se puede disociar de éstos  ya que no son parte del pensamiento más consciente.

El pensamiento consciente es el que en definitiva nos da la salud y algo no menos importante, la libertad.

Trabajo excesivo ¿una necesidad?

















Si hay “síntomas” de nuestro tiempo, estos podrían ser, por un lado, el de la búsqueda del “éxito”, donde éste representa para muchas personas su única razón de vida. Tan subjetivo como el vivir mismo, y aunque muchas veces ilusorio y casi con un sentido absurdo, es buscado como un bien muy preciado, aunque, en definitiva, devenga en malestar.

Por otro lado y en el extremo opuesto al del primero, está el otro síntoma, el de la supervivencia, la lucha diaria contra un sistema que parece estar consumiendo a las personas muy vorazmente.

Quizás sea momento de definir trascender una época marcada con algunos grises que opacan la calidad y calidez humana. 

Azúcar y endulzantes.


Los hábitos y costumbres sociales están creando daños que parecen, a veces, irreversibles.
 
Azúcar, uno de los “alimentos” más comunes de alto consumo diario, pasa de inadvertido día tras día, colándose en la mayoría de las cosas consumidas.

Los niños son saturados de azúcares en actividades de diversión y entretenimiento como cumpleaños, donde el menú consta de comida rápida, tortas, dulces, bebidas gaseosas y de remate, las famosas sorpresitas.

El azúcar se ha impuesto en nuestra vida de una manera rotunda que cuesta y costará erradicarla, pero es algo que es necesario hacer, por los motivos que se cuentan a continuación.

Es común encontrarse con mensajes supuestamente saludables en los medios de comunicación que llaman a disminuir el consumo de sal, pero nada se dice del tan preciado azúcar.

El azúcar de mesa es glucosa y fructosa. Estos componentes son metabolizados por el cuerpo de manera diferente, el primero es absorbido, casi en su totalidad, por los órganos y el resto almacenado en el hígado. La glucosa puede ser convertida en energía para las células con la ayuda de la insulina. En cambio, la fructosa es metabolizada completamente en el hígado, lo cual conlleva a un desgaste de éste por un lado y por otro a la generación de residuos como el ácido úrico el cuál inhibe al componente regulador de la presión arterial, de esta manera puede causar hipertensión arterial.

Noción de cómo el ego se vuelve perjudicial.


Pueden existir muchas ideas y definiciones de lo que el ego es, dependiendo de que “ciencia” lo defina.

Aquí nos quedaremos con la idea de que es aquella estructura similar a un kernel de un sistema operativo, que tiene la información que define a la persona y se mantiene pese a que ésta entre en el modo sleep.

En un lenguaje menos informático, diríamos que es un conjunto de pensamientos auto sostenidos, constituído de implantes e improntas a los que la persona recurre, de manera consciente y/o inconsciente, para definir el yo que la individualice, diferencie y separe del resto de sus pares.

No se trata de una estructura estática sino que va creciendo y acumulando información, estructurando y re-definiendo.

En la medida en que la persona va aprendiendo intelectualmente su ego va tomando forma y poder.

El problema ocurre cuando este toma el dominio de la voluntad y no se logra identificar los momentos en que esto ocurre.

Un parto peculiar.


Una beba que tuvo el inmenso placer de nacer directamente en los brazos de su madre.

Verdad que no es fácil hacerse a la idea. 
Se conocieron casos de partos atendidos por taxistas, policías, bomberos, padres, etc, debido a que la urgencia así lo requería.

Personalmente, nunca había oído una historia como la de esta bebé.

Llegó con su mamá a la clínica donde estaba definido su nacimiento. Una vez internadas, estuvieron en la habitación hasta que parecía llegar el momento del parto.

Así fue como mamá le dijo a papá que buscara al médico porque todo parecía ocurrir muy rápidamente y debían trasladarse a la sala de partos.

Juego, risa y aventura.


Los niños suelen tener una característica no siempre bienvenida ni comprendida por los mayores y es la energía y vitalidad que tienen todo el tiempo, desde que se levantan hasta que se acuestan, salvo que sufran algún malestar, esa energía no pareciera agotarse nunca.

Es común ver como algunos centros comerciales y empresas, han creado lugares de juegos y esparcimiento para niños, también guarderías y escuelas destinan espacios físicos exclusivos para que los niños jueguen y se diviertan.

Pero ¿qué ocurre en casa?, ¿hay un lugar destinado para ellos, su energía y curiosidad?.

El daño causado por los modelos sociales.


Una razón de malestar en muchas personas es el no lograr ser "eso" que “debiera” ser o no poder cubrir las expectativas que se tienen de ellos.

Con la conformación de sociedades moldeadas por la educación moral y comercial se ha conseguido adoctrinar a sus ciudadanos de una manera que atenta contra su bienestar.

No faltan las publicidades que muestran el modelo de persona aceptable, querida o apropiada a la cual se debe aspirar, si es que se desea ser aceptado y “querido” socialmente.

Cuando se consienten colectivamente este tipo de ideas, que lo único que hacen es generar una especie de persona que parece haber salido de un montaje en serie de una fábrica cualquiera, donde se viste y peina a la moda, habla de los temas que están en tv, y tiene los hábitos sociales reinantes, trabajo, familia y gimnasio, haciendo de este ser un perfecto producto estándar, resulta cada vez más difícil verlas como patológicas, porque es lo usual o la mayoría "es así", y se vuelve parte de lo "Normal".

El bienestar es posible desde los sentidos.



¿Quién no sintió esa música que le estremecía o transportaba a momentos de paz y relajación? ¿quién no sintió ese aroma que le hizo dejar de hablar para disfrutar y sonreír? ¿quién no sucumbió bajo una caricia suave de alguien amado? ¿quién no sintió deleite por ese manjar que se deshacía en la boca? ¿quién no sintió como la belleza de un paisaje, una flor, una persona o una pintura le cautivaba y aislaba por unos momentos de la realidad?.

Las personas tenemos el potencial de transformar nuestro sentir de manera voluntaria y con ello nuestra realidad del momento.


Y creando momentos de deleite para los sentidos se pueden generar estadíos de felicidad, bienestar y paz que devienen en un cuerpo que representa ese sentir, que se regocija y sana desde un estado en el cual le resulta imposible experimentar malestar.

Es esa una atribución que las personas podemos tomarnos, volvernos hacía la satisfacción por momentos, momentos que pueden cambiar la vida de cualquier persona, porque esa es su voluntad y su decisión de querer estar en paz y feliz.

Cualquiera que haya percibido una imagen y/o sonido de un noticiero, o de una pelea televisiva, sabe lo que causa en su interior, y sabe cuán atraído se ve por esa sensación de auto-flagelación a través de la empatía con el horror y la deshumanidad.

El morbo que reina y que es tan popular y que crea a la vez más y más malestar general, es alimentado por la decisión de tantas personas, que inconscientes, que sin razonar, no atienden a lo qué están haciéndole a sus cuerpos y sus mentes, que una vez dañados ya no pueden brindar nada bueno a nadie.


Una amenaza a la salud encubierta en la cocina y medicamentos.


Parece increíble que los avances en el desarrollo de materiales más prácticos para la cotidianeidad, estén volviéndose contra la salud, aunque, al parecer, nunca estuvieron a favor.

Estamos en una era en la cual parece que la mercadotecnia empresarial está comenzando a quedar expuesta en los “beneficios” ofrecidos a sus usuarios contrapuestos a los perjuicios causados, que por cierto, suelen ser tanto mayores.

En el caso de los utensilios de cocina, es común entrar en un bazar y encontrarse con una gama importante de elementos de cocina en los que abundan materiales como el aluminio, teflón y plástico.

Estos tienen, sin duda, una gran practicidad, son irrompibles (o casi), no se pegan los alimentos, son livianos y portables.

Pero estos beneficios quedan opacados por estudios científicos realizados por aquellos que preponderan la salud y sobretodo la verdad, por sobre la ganancia económica y la “comodidad”.

Cepillarse los dientes, ¿es un hábito sano?.



Si usted es una persona que está teniendo problemas de tiroides, preste atención a esta nota.

Hay un hábito que nos fue impuesto por la costumbre y la creencia popular resultado de la desinformación o, mejor dicho, de la mala información.

La dedicación que ponen, hoy día, tanto la publicidad como maestros de escuela, odontólogos y padres, (estos últimos con una intención bastante diferente a la del primero), en el inculcar el cepillado de los dientes con dentífrico con flúor a los niños, es uno de los lamentables resultados de la alienación (*) de las personas en su propio perjuicio disfrazado de salud.

Hace muchos años se conocen los efectos que el flúor tiene sobre la glándula tiroidea, la cual es la encargada de mantener la tasa metabólica del cuerpo en general, y para la regulación del crecimiento y desarrollo.

Como todas las células metabólicamente activas requieren la hormona tiroidea para el correcto funcionamiento, la alteración de ésta puede tener una amplia gama de efectos en casi todos los sistemas del cuerpo.

La vacunación ¿es más benéfica que perjudicial?



Es parte de la creencia popular el pensar que todas las vacunas son buenas, que salvan a las personas de la muerte y de enfermedades dramáticas, como en aquellas historias que nos cuentan sobre enfermedades erradicadas en viejas épocas.

La cosa es, que hoy día el mundo ha cambiado, y el interés humanitario con el que se solían hacer las cosas antaño ha sufrido algunos cambios desde que la llamada corpocracia se puso al frente de la “salud” en muchas regiones del mundo, sobretodo en las más potentadas.

No es casual que hayan surgido diferentes organizaciones alrededor del mundo llamando a las personas a evaluar con sentido común las nuevas vacunas, su origen y verdadero motivo.

Siendo que los cambios no vendrán solos desde los sistemas de “salud”, ya que están altamente influenciados por la economía mercantilista. Donde los profesionales de la salud deben lidiar, al igual que todos, con él. Llegando a ser víctimas de algo que se está tragando a muchas almas.

Como responsables de nuestras vidas y como habitantes responsables de un mundo que depende en mayor parte de nuestras decisiones individuales, va siendo hora de que más personas emprendan esta marcha individual de valores humanos.

La vida, la felicidad y la salud deben prevalecer por sobre la ambición de éxitos económicos.