Resulta inevitable no contagiarse de malestar cuando se sabe que tantas personas están mal. O al menos, así es cuando se desconoce el hecho de que empatizando con el malestar no se ayuda a nadie.
Pero este fenómeno es ampliamente conocido, sobretodo por aquellos que viven del miedo, inquietud e inseguridad de las personas vulnerables al manejo psicológico .
En este momento, en el mundo, hay de seguro una inmensa cantidad de personas que tienen cientos de razones para estar bien, tienen, si así lo deciden, muchos motivos para sentirse agradecidos, sin embargo, hay algo que lo impide y esto es la publicidad.
Es increíble como una razón de malestar publicitada tiene el poder de borrar las cientos de razones para estar bien.