Parece increíble que los avances en el desarrollo de materiales más prácticos para la cotidianeidad, estén volviéndose contra la salud, aunque, al parecer, nunca estuvieron a favor.
Estamos en una era en la cual
parece que la mercadotecnia empresarial está comenzando a quedar
expuesta en los “beneficios” ofrecidos a sus usuarios contrapuestos a
los perjuicios causados, que por cierto, suelen ser tanto mayores.
En
el caso de los utensilios de cocina, es común entrar en un bazar y
encontrarse con una gama importante de elementos de cocina en los que
abundan materiales como el aluminio, teflón y plástico.
Estos tienen, sin duda, una gran practicidad, son irrompibles (o casi), no se pegan los alimentos, son livianos y portables.
Pero
estos beneficios quedan opacados por estudios científicos realizados
por aquellos que preponderan la salud y sobretodo la verdad, por sobre
la ganancia económica y la “comodidad”.