Alguien
le hizo este planteo a Jacque Fresco:
“¿Por qué usted, siendo tan inteligente, no es millonario?.”
Y
él respondió:
“¿Por qué usted, siendo millonario, no es inteligente?”.
Es
conocido que las personas somos heterogéneas de cierta manera,
tenemos habilidades y gustos diferentes. Podemos compartir unos y
otros alguna característica o no, pero esa variedad no
necesariamente significa que unos sean superiores o más valiosos que otros.
Pero
es notorio que hay una habilidad particular que tienen algunos y que
está algo sobrevaluada, al punto de creer que esa habilidad es un
don y una virtud, algo que destaca a la persona grandemente,
poniéndola por sobre los demás, como una especie de gurú del
éxito.
Esa
habilidad particular es la de hacer dinero, es decir, la de generar
riqueza monetaria y con ésta ubicarse a sí mismo en una posición
de comandante de aquellos que están a su servicio por el dinero que
éste les otorga.
Lo
más extraño de todo esto es que muchos creen que para tener esta
habilidad hay que ser inteligente o en su defecto astuto y no
necesariamente es así.