Los niños suelen tener una característica no siempre bienvenida ni comprendida por los mayores y es la energía y vitalidad que tienen todo el tiempo, desde que se levantan hasta que se acuestan, salvo que sufran algún malestar, esa energía no pareciera agotarse nunca.
Es común ver como algunos centros comerciales y empresas, han creado lugares de juegos y esparcimiento para niños, también guarderías y escuelas destinan espacios físicos exclusivos para que los niños jueguen y se diviertan.
Pero ¿qué ocurre en casa?, ¿hay un lugar destinado para ellos, su energía y curiosidad?.
Pareciera que la familia hubiera olvidado tener en cuenta en el momento de diseñar la casa, la habitación o el parque, las características de los niños.
¿Cómo vive un niño en casa?.
Si es habitual escuchar a algunos padres que le llaman la atención a sus hijos porque miran demasiada Tv o usan demasiado la computadora, pero, ¿qué otra cosa pueden hacer en casa sin alterar al resto de los habitantes?.
En apariencia este podría ser un tema no muy relacionado con la salud, pero naturalmente lo es.
Los niños necesitan canalizar su energía, sea en juegos constructivos como destructivos. Ellos necesitan experimentar las posibilidades de su potencialidad.
Muchos mayores la pasan mal porque no tienen la energía y la paciencia para dar atención a los pequeños, y eso les afecta negativamente quizás más que a los chiquitos.
Es un hecho científicamente comprobado el efecto de la risa y el juego en la salud, como afecta el sistema inmunitario y si no permitimos que toda esas ganas de experimentar se desarrollen en edad temprana, no sólo se afecta a la salud presente sino también la futura.
Si convive con un niño que enferma demasiado o que no tiene vitalidad pruebe en crear un lugar para él, exclusivo para su juego.
Molesta que el niño desordene, ensucie, pinte lo que no debe, rompa, tumbe cosas con la pelota, haga ruido, grite, etc. entonces cree un lugar, que puede ser su habitación, donde se le permita hacer todo eso, tomando la precaución de prepararla de modo de que no corra riesgos.
Luces embutidas, toma corriente protegido, pocos muebles o también empotrados en la pared, una pared exclusiva para sus dibujos, colchones listos para hacer de cama elástica, etc.
Haga ese parque de diversiones dentro y fuera de su casa, piense en la naturaleza del niño y permítale vivir como tal.
Tenemos un mundo lleno de niños mayores, con su juego frustrado, que nunca se les permitió ser incivilizados, destructivos, ruidosos, desordenados, porque tenían que aprender.
Pero, siempre que no sea un riesgo para su integridad física, es importante dejarles ser, que se saquen las ganas, que experimenten y que tengan un lugar para hacerlo. De esta manera todos mantienen su salud mental.
Es importante el silencio para alguien que está cansado, que trabajó todo el día, tan importante como lo es gritar para un niño.
Y qué mejor que pensar en ello, y hacerlo, darles la posibilidad y el lugar para que no pierdan esa maravillosa vitalidad.
Salud.
Intentaba descansar la mente retirándome al silencio de mi habitación, unos pocos minutos, hasta que aparecieron dos pequeños que no se enteraron de mi intención y comenzaron a saltar sobre mí, gritaban, tiraban los colchones de las camas, se peleaban, hacían vueltas carneras, etc, y si bien no me surgieron ganas de jugar con ellos como otras veces, sólo los observaba, y pensaba en las posibilidades que tienen los niños de jugar en sus propias casas.
Y recordé como me molestó alguna vez encontrar en la pared recién pintada dibujitos hechos con crayones, los gritos cuando quería silencio o escuchar algo más... y comprendo que no resulta fácil.
Pero: Voluntariamente cedo mi habitación para que la dejen dada vueltas, permito que se ensucien y ensucien la casa, que desordenen y se peleen, que caminen solos cuando salimos de paseo, les animo a que tomen riesgos subiéndose a lugares “peligrosos” para su pequeña estatura, y puedo ser testigo del resultado, alegría y ojos que brillan. Nada más saludable para mi corazón y el de ellos.
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