Mimetismo. Falsa idea de las buenas relaciones.


En las relaciones personales es muy poco frecuente que emerja el amor, pero no porque no esté ahí o no sea posible, sino porque como opción más “fácil” y “rápida”, que suprime toda posibilidad de experimentar el amor y aunque con un precio muy caro, aparece el mimetismo.

Es muy común creer que para llevarse bien o entenderse con alguien hay que ser “igual”, en el más superficial de los sentidos, y se busca la mimetización que, a veces, es la forma de alago o muestra de cariño que se cree benéfica, pero que no lo es.

No puede ser benéfico tener o querer relegar ser lo que uno es por alagar a otro,sea por miedo a no ser aceptado o por temor a la discordia y la pelea. 

La mimetización implica que hay alguien que está relegando su propia unicidad por “encajar” o por no causar discordia.

Volver a la gratitud.

Pueden parecer algo alejados, de lo que suele ser considerado como salud, aquellos artículos destinados a las formas de pensamiento y creencias reinantes en la mente.

Pero viéndolo desde el punto de vista de que toda enfermedad se origina en la mente, independientemente de las explicaciones que intentemos darle a aquellas enfermedades congénitas o de los niños al nacer, tiene sentido.

Quizás resulte polémico este planteo, si se lo juzga desde razonamientos prácticos y por qué no, materialistas, pero también puede ser alentador saber que la salud depende netamente de una re-educación y re-estructuración en el pensamiento de quien tiene el convencimiento y juzga su falta de salud.

Retomando la idea de que desde el pensamiento voluntario y consciente uno mismo puede prescindir de la necesidad de manifestar enfermedades en su cuerpo porque deja literalmente de creer en que éstas puedan existir sin el aval de su mente...

Y si se considera que las personas que experimentan malestar, no están en paz ni son felices, y que ésto es el resultado de no reconocer la propia valía a nivel mental porque ésta fue desplazada por la valoración de lo superficial, o sea, del cuerpo.

Como herramienta de sanación de falsos valores en la percepción existe la práctica de la gratitud. Ésta implica el reconocimiento y el reordenamiento del pensamiento a una forma armónica que indefectiblemente se reflejará en el cuerpo, porque éste siempre es un reflejo de lo que en la mente mora.

Miedo y psicología automática.


Una frase popular dice algo como, “cuanto más conozco a las personas, más quiero a mi perro”. Una triste pero muy popular frase, tanto en la teoría como en la práctica.

Lo cierto es que difícilmente alguien conozca realmente a alguien, en su lugar se ha logrado la conformidad de hacer un minucioso y sesgado análisis psicológico de aquel a quien se “pretende” conocer.

La psicología automática de reconocimiento es uno de los métodos más errados nacidos de la mente como herramienta de conocimiento, por simples razones, no tiene base certera ni causa certeza, por ende, asegura el miedo constante en el vivir.

La mejor manera que se tiene de elegir no estar en paz ni amando es, psicoanalizar todo y a todos, incluyendo a la propia personalidad.

Este mecanismo de psicología no es ni siquiera voluntario, y es natural, cualquiera que descubriese los resultados desastrosos que ésta causa, nunca elegiría practicarla voluntariamente.

Es un mecanismo mental automático a disposición del miedo. El miedo está en constante vigilancia, al resguardo de la personalidad o el ego el cual se siente primero, dividido y luego, atacado. Así es como el miedo es el vigía de la personalidad no así del bienestar.

El problema de facebook.

El término Facebook expresa con total sinceridad, un significado, la razón de su existencia,  que podría interpretarse como “Careta” o “Pantalla”. Face hace alusión a cara o faz. Mostrar una faz.

No puede ignorarse que la popularidad de esta red social, como otras, no es un fenómeno casual, sino que de alguna manera viene a concretar en real un deseo muy profundo de inter-conexión, aunque con algunas falencias y vicios, que tampoco pueden ignorarse.

Facebook tiene un problema y a la vez crea problemas, y es, cualquiera puede llegar a creer que un usuario facebook es lo que le gusta, lo que muestra, lo que opina y lo que “sigue”, es sus "amigos" o sus hobbies, sus estudios cursados o su lugar de residencia, los grupos sectorizados que integra o su familia, etc. y este problema no es insignificante, siendo que crea una gran ilusión que genera una inter-conexión en falso.

Si bien, este no es el único problema, es el mayor inconveniente para lograr, justamente, la inter-conexión.

El perdón como método de sanación.


El perdón, por lo general, suele ser visto desde una perspectiva algo errada, siendo que quien se ve en posición de perdonar a alguien más, considera estar haciéndole el favor.

El perdón, si se lo examina sensatamente, desde el punto de vista de que nadie tiene el real poder o autoridad de condenar a nadie, no tendría razón de ser. Cuando ésto ocurre, a la condena me refiero, se debe, en la generalidad de los casos a expectativas propias puestas en los demás que no fueron cumplidas o a la ignorancia de todo lo que circunda un acto, y que por razonamientos morales surgen los juicios.

Este artículo guarda una estrecha relación con el publicado anteriormente, que menciona a la culpa como gran precursora de malestar.


El perdón viene a sanar los males causados por la culpa, sea que ésta se encuentre dentro, haciendo sentirse culpable, o fuera, culpando a otros; el mal que causa es exactamente el mismo.

Los juicios morales y su resultado, la culpa, son capaces de desequilibrar y hasta destruir la salud de cualquier persona, debido a que se vuelve como una sombra difícil de desvanecer. Entra de manera muy fácil en consciencias que ignoran el mal que les espera y luego se arraiga, incluso de formas demasiado imperceptibles para la mente consciente, sobretodo porque los juicios emitidos se fijan en forma de auto-condena, amparado ésto en el fenómeno de proyección que dice que uno juzga en otros los “defectos” de uno mismo. 


Culpa al ataque.


Hay una frase que reza: “En mi indefensión radica mi seguridad”.

Cuando se experimenta culpa es muy probable que la primera reacción sea la defensa, y hay quienes dicen que no hay mejor defensa que el ataque. Por lo que es muy frecuente de ver, que cuando una persona experimenta la culpa su forma de expresarse a la defensiva es atacando y/o justificando sus actitudes culpando a otros.

La culpa es un sentimiento nocivo y muy difícil de erradicar. Podría considerarse como un sentimiento fantasma, un espectro que sólo puede existir en la obscuridad, lejos de la consciencia.

Si la persona que experimenta culpa se diera cuenta de su ignorancia, siendo que desconoce las causas reales, sus consecuencias y desarrollo, tomaría consciencia de lo insensato que es el juicio y la condena de las actitudes.

Infatuación como referencia de amor.


Como seres humanos tenemos un gran potencial siendo que somos portadores de un compendio importante de emociones y sentimientos que nos pueden volver tan grandes como locos.

La infatuación es uno de aquellos fenómenos que movilizan el sentir de una persona de maneras poderosas, sentimientos y emociones hermosos surgen de su interior causados o movilizados por otra persona de la cual se vuelve cautiva.

La infatuación ocurre en ese momento en el que encontramos a aquella persona única que despierta en nosotros los sentimientos más hermosos. Y este hecho, de manera imperceptible, nos vuelve adictos a esa persona capaz de hacernos sentir felices y plenos como nadie más podría hacerlo.

En el afán por retener ese sentir y por el miedo a que desaparezca, se tiende a querer poseer y controlar a esa persona, a demandarle que siga causando eso dentro de uno y no toma consciencia, que aquello que nació naturalmente, no sólo desaparece, cuando intenta ser forzado, sino que se vuelve perjudicial y cuasi-destructivo.

¿Irrealidad o realidad diferente?.



A veces me pregunto qué sentirían Jorge Luis Borges, Julio Verne, Richard Bach, entre otros, cuando imaginaban y vivenciaban sus relatos.
Sus mentes iban siendo cargadas de imágenes fantásticas, personajes maravillosos, emociones emergidas de la empatía con esos personajes.

Evidentemente hay un mundo potencial y expansivo de la consciencia en la imaginación, un mundo algo menospreciado y poco estimulado.

Muchos, por no decir todos, debemos haber sido foco de llamamientos a la “realidad” cuando el rostro comenzaba a dar muestra de felicidad y disfrute en esos vuelos en mundos y situaciones fantásticas.

El mundo que vive en nuestra imaginación debe ser atendido y explotado, por el simple hecho de que es parte nuestra, nos completa y vuelve multidimensionales. Somos capaces de vivir en muchos mundos y de generar gran deleite y satisfacción en esos momentos.

Demuestro, luego existo.


¿No es, quizás, aquello que se puede mostrar lo más valioso que tenemos?.
Este es un mundo donde todo debe ser evidenciado, mostrado y/o probado, porque de no ser así no existe, no vale, es irrelevante porque pasa de inadvertido.

¿No está siendo la humanidad condenada por la sobre valoración y hasta adicción que ha desarrollado por lo apreciable con los sentidos más físicos?.

Desde el momento en que comenzamos a desarrollarnos como humanos, comprendemos que estamos inmersos en un mundo físico el cual podemos percibir parcialmente desde diferentes sentidos y maneras, generando un alto vínculo con este mundo que si bien condiciona, también  enseña y pone a prueba nuestras capacidades.

Pero más allá de lo científico que resulta el hecho, puede que, cómo seres inteligentes, logremos descubrir dentro de las posibilidades que brinda la consciencia, un mundo al cual podamos  enseñar y devolver todo aquello que nos brindó desde un inicio pero potenciado con nuestra inteligencia y por qué no, gratitud y afecto.

Falso poder.

Cuan común es encontrar impreso el deseo de héroe en no poca gente, esa ansiada dote que frustra día tras día al descubrir que nunca será realidad.

Parece haber una persistente fantasía infantil de desarrollar súper poderes, ¿y para qué?, ¿para salvar el mundo?, ¿para hacer el bien?, ¿para defender a los débiles?, no lo creo.

Esta fantasía generada sobre el poder tiene más que ver con el fortalecimiento del ego en una súper personalidad que con el altruismo de brindarse por el bien de todos.

Aunque parezcan iguales son MUY diferentes.


Cuando las ideas preconcebidas toman más fuerza que el verdadero sentido, el resultado inminente es el desequilibrio y el caos.


Si se observa con atención la forma en que se conducen las personas en sociedad, es notorio observar grandes confusiones en la concepción que tienen de las cosas.

No son pocos los que confunden “autoridad” con maltrato, agresividad, abuso o autoritarismo. Ésto es muy frecuente, sobretodo, en la relación de mayores con niños. Los mayores con su acelerada vida, no se detienen a averiguar como se siente experimentar la paciencia y la contemplación y en su lugar pretenden “acomodar” a los niños a las reglas y modos de comportamiento “educando” con lo que muchos consideran autoridad, es decir, gritos, sacudones y/o cachetazos, al niño que no responde al mandato.

Comprender que la autoridad se porta como cualquier atributo, el cual se adquiere o desarrolla a partir del respeto por uno mismo y a los demás como a uno mismo. Alguien que porta este atributo difícilmente deba recurrir a los altos decibeles en la voz.