Pueden parecer algo alejados, de lo que suele ser considerado como salud, aquellos artículos destinados a las formas de pensamiento y creencias reinantes en la mente.
Pero viéndolo desde el punto de vista de que toda enfermedad se origina en la mente, independientemente de las explicaciones que intentemos darle a aquellas enfermedades congénitas o de los niños al nacer, tiene sentido.
Quizás resulte polémico este planteo, si se lo juzga desde razonamientos prácticos y por qué no, materialistas, pero también puede ser alentador saber que la salud depende netamente de una re-educación y re-estructuración en el pensamiento de quien tiene el convencimiento y juzga su falta de salud.
Retomando la idea de que desde el pensamiento voluntario y consciente uno mismo puede prescindir de la necesidad de manifestar enfermedades en su cuerpo porque deja literalmente de creer en que éstas puedan existir sin el aval de su mente...
Y si se considera que las personas que experimentan malestar, no están en paz ni son felices, y que ésto es el resultado de no reconocer la propia valía a nivel mental porque ésta fue desplazada por la valoración de lo superficial, o sea, del cuerpo.
Como herramienta de sanación de falsos valores en la percepción existe la práctica de la gratitud. Ésta implica el reconocimiento y el reordenamiento del pensamiento a una forma armónica que indefectiblemente se reflejará en el cuerpo, porque éste siempre es un reflejo de lo que en la mente mora.
Pero viéndolo desde el punto de vista de que toda enfermedad se origina en la mente, independientemente de las explicaciones que intentemos darle a aquellas enfermedades congénitas o de los niños al nacer, tiene sentido.
Quizás resulte polémico este planteo, si se lo juzga desde razonamientos prácticos y por qué no, materialistas, pero también puede ser alentador saber que la salud depende netamente de una re-educación y re-estructuración en el pensamiento de quien tiene el convencimiento y juzga su falta de salud.
Retomando la idea de que desde el pensamiento voluntario y consciente uno mismo puede prescindir de la necesidad de manifestar enfermedades en su cuerpo porque deja literalmente de creer en que éstas puedan existir sin el aval de su mente...
Y si se considera que las personas que experimentan malestar, no están en paz ni son felices, y que ésto es el resultado de no reconocer la propia valía a nivel mental porque ésta fue desplazada por la valoración de lo superficial, o sea, del cuerpo.
Como herramienta de sanación de falsos valores en la percepción existe la práctica de la gratitud. Ésta implica el reconocimiento y el reordenamiento del pensamiento a una forma armónica que indefectiblemente se reflejará en el cuerpo, porque éste siempre es un reflejo de lo que en la mente mora.