Sus mentes iban siendo cargadas de imágenes fantásticas, personajes maravillosos, emociones emergidas de la empatía con esos personajes.
Evidentemente hay un mundo potencial y expansivo de la consciencia en la imaginación, un mundo algo menospreciado y poco estimulado.
Muchos, por no decir todos, debemos haber sido foco de llamamientos a la “realidad” cuando el rostro comenzaba a dar muestra de felicidad y disfrute en esos vuelos en mundos y situaciones fantásticas.
El mundo que vive en nuestra imaginación debe ser atendido y explotado, por el simple hecho de que es parte nuestra, nos completa y vuelve multidimensionales. Somos capaces de vivir en muchos mundos y de generar gran deleite y satisfacción en esos momentos.