Con la consciencia de lo que los términos absolutos pueden significar se expresa:
La religión es siempre interior y nunca puede tomar forma de organización. No responde al juicio moral sino a la inteligencia inherente a todos nosotros.
En este sentido, se puede aseverar que la religión no sólo es perfectamente integrable a las disciplinas de conocimiento sino que es absolutamente necesaria.
La religión es personal, es el deseo más profundo y sincero de reunión armónica universal. Y sólo en estos términos la acepción de la palabra puede ser aceptada. Religar, reunir.
La religión organizada no es religión, es dogma, secta, política o alguna otra cosa relativa a un adoctrinamiento moral básico que nada tiene que ver con la inteligencia.