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Dios al servicio de la vida.


Dios es una palabra literal, la que puede ser asociada por la mente de diferentes maneras.

Lo común es que no tenga mucho de sano o bueno, siendo que suele asignársele la gran propiedad de entidad superior y “perfecta” que en contraposición con lo inferior e “imperfecto”se convierte en un arma mortal y condenatoria como pocas. 

También puede ser asociada a la jerarquía, dónde en el nivel más alto se encuentra esta entidad, déspota, juez y con el suficiente morbo como para manejar todo y a todos con una voluntad egoísta que disfruta demostrando su poder a pequeñas e insignificantes criaturas del universo.

Dios suele ser usado como excusa para divisiones, condenas, enfermedades, martirio, culpa, sufrimiento, etc. en definitiva, nada que suene muy alentador ni atractivo. Sin embargo, e irónicamente son éstos los conceptos populares que atraen masas, y no es una casualidad, dado que es la mente la que crea al Dios a su antojo, le da poder y le asigna una personalidad que complazca sus necesidades del momento. Así podemos encontrar tanta cantidad de Dioses como ideas hay en la mente. Una mente infantil y adicta a la culpabilidad no podrá crear otro Dios que el morboso, juez y condenador.