Parece contradictorio, se supone que alguien considerado religioso o espiritual goza de salud porque goza de la vida.
En la práctica esto dista mucho de lo real, sea por la forma en que se encaran las filosofías y creencias o porque resultan estos atributos muy pesados para quienes deciden portarlos .
Puede que haya una lógica detrás del fenómeno que enferma, sobretodo a creyentes de un idealismo inalcanzable.
La enfermedad es la que hace tambalear las simientes de muchas doctrinas y filosofías, las cuales demuestran abiertamente no poder dar salud a sus miembros y seguidores.