Cepillarse los dientes, ¿es un hábito sano?.



Si usted es una persona que está teniendo problemas de tiroides, preste atención a esta nota.

Hay un hábito que nos fue impuesto por la costumbre y la creencia popular resultado de la desinformación o, mejor dicho, de la mala información.

La dedicación que ponen, hoy día, tanto la publicidad como maestros de escuela, odontólogos y padres, (estos últimos con una intención bastante diferente a la del primero), en el inculcar el cepillado de los dientes con dentífrico con flúor a los niños, es uno de los lamentables resultados de la alienación (*) de las personas en su propio perjuicio disfrazado de salud.

Hace muchos años se conocen los efectos que el flúor tiene sobre la glándula tiroidea, la cual es la encargada de mantener la tasa metabólica del cuerpo en general, y para la regulación del crecimiento y desarrollo.

Como todas las células metabólicamente activas requieren la hormona tiroidea para el correcto funcionamiento, la alteración de ésta puede tener una amplia gama de efectos en casi todos los sistemas del cuerpo.

La vacunación ¿es más benéfica que perjudicial?



Es parte de la creencia popular el pensar que todas las vacunas son buenas, que salvan a las personas de la muerte y de enfermedades dramáticas, como en aquellas historias que nos cuentan sobre enfermedades erradicadas en viejas épocas.

La cosa es, que hoy día el mundo ha cambiado, y el interés humanitario con el que se solían hacer las cosas antaño ha sufrido algunos cambios desde que la llamada corpocracia se puso al frente de la “salud” en muchas regiones del mundo, sobretodo en las más potentadas.

No es casual que hayan surgido diferentes organizaciones alrededor del mundo llamando a las personas a evaluar con sentido común las nuevas vacunas, su origen y verdadero motivo.

Siendo que los cambios no vendrán solos desde los sistemas de “salud”, ya que están altamente influenciados por la economía mercantilista. Donde los profesionales de la salud deben lidiar, al igual que todos, con él. Llegando a ser víctimas de algo que se está tragando a muchas almas.

Como responsables de nuestras vidas y como habitantes responsables de un mundo que depende en mayor parte de nuestras decisiones individuales, va siendo hora de que más personas emprendan esta marcha individual de valores humanos.

La vida, la felicidad y la salud deben prevalecer por sobre la ambición de éxitos económicos.