El odio del humano hacia el humano es una práctica y/o sentir más común de lo que se cree.
Como una suerte de pseudo-humildad, no son pocos los que se refieren al ser humano, con una especie de auto-crítica despiadada, como una entidad despreciable, dañina, poco inteligente o incluso, inapropiada para vivir en el planeta, por su cualidad de altamente destructivo y apático con la naturaleza.
Un ejemplo podría ser esta frase de Sigmund Freud quién habría dicho algo como:
“La más clara prueba de que existe vida inteligente en otros planetas, es que aún no han venido a visitarnos.”
Si se examinan las ideas que surgen cuando pensamos en el ser humano o la humanidad, de seguro nos encontraremos con un sentimiento de desprecio, un sentir implantado y latente en el interior que aflora de a ratos.
La concepción que se tiene, en líneas generales, del ser humano, no es muy alentadora, sobretodo, para los humanos.