Las emociones causan una gran magnitud de efectos en nuestro sentir movilizándonos casi como marionetas incapaces de retomar el control.
A pesar de considerar a la humanidad de esta época basta de conocimiento de áreas como la psicología, neurología, endocrinología, biología, antropología, etc. seguimos siendo presos de estas maravillosas reacciones químico-eléctricas que ocurren en nuestro interior.
Hay un sentimiento específico que crea distorsión y caos, tanto en el interior como en el entorno de una persona, y éste es el sufrimiento, sea cual sea su causa, muchas veces domina tanto la voluntad y el sentir de la persona que ésta, como una especie de defensa, lo muta, o mejor, disfraza de enojo.
Lo más dramático de ésto ocurre en las personas foco de ese enojo, que no logran comprender el por qué de esta reacción.