Emancipación


Aunque haya quienes lo pongan en duda, la humanidad y el mundo han evolucionado y lo seguirán haciendo. El cambio es una constante y aquellos que no sean capaces de fluir dócilmente con él, sufrirán por la simple resistencia. 

La actitud necia de resistirse al cambio provoca un estado en que la persona sufre por su causa, pero la misma necedad de querer seguir insistiendo en forjar las cosas por sus ideas fundamentadas en el miedo al cambio, le hace percibir que su malestar se debe al entorno, a las circunstancias, a gobiernos, a elites de poderosos, etc.. 

Todas las creencias que se generan para justificar el malvivir, dotan de poder a esos fantasmas que subyugan al sufriente. 

De alguna manera está consensuada la idea de que existe ese poder en aquellos que causan padecimiento, que al no ser cuestionada se vuelve una "realidad" generalizada. 

Es tanta la fe depositada en que alguien más me prohíbe ser libre o feliz, que no parece quedar espacio para algo diferente. 

Día tras día, año tras año, se puede ver repetirse la casi eterna relación entre víctimas y tiranos. 

La emancipación de la que hablamos, es de la idea de que el poder que domina, limita y subyuga, está en otros. Aceptar algo como cierto es lo que la libera o subyuga. 

El auto-boicot es una constante. El miedo a no tener límites, a no poder controlar las circunstancias, a amar, se reflejan en esos fantasmas que parecen tan reales porque son proyectados con gran vehemencia y pasión, luego éstos se vuelven contra su creador. 

Es hora de retirarle el poder otorgado a cualquier creencia que limite, prive, sofoque u oprima reconociéndose creador de ella. 

Cada vez que el malestar busque justificarse en una idea mental de privación, puede contrarrestarse con la misma vehemencia que con la que se creo, aceptando las premisas “yo soy libre”, “nada me limita excepto yo”, “acepto la responsabilidad que tengo sobre la realidad en que vivo y me libero de las ideas que me gobiernan con limitaciones”. etc. 

Esos son ejemplos de frases de rebeldía hacia la propia conformación ideológica que le mantiene viviendo en el malestar, víctima de eventos y personas ajenas a la propia voluntad. 

No debe tomarse a la ligera el poder que tiene una idea arraigada en la mente desde antaño. Removerla requiere de disciplina, pero por sobretodo, el firme deseo y voluntad de querer emanciparse de aquello que le mantiene en el mal vivir. 

El postulado que hacemos es realmente transformador, de aceptar que uno es quien se priva a sí mismo de algo y revelarse a las ideas privativas, le cambiará su realidad. 

Salud!

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