Uno, a veces, se pregunta de dónde salen estas modas justicieras que encaran ignorantemente cuestiones de la convivencia con métodos mediocres y facilistas que no llevan a solucionar, ni siquiera a mejorar en nada la vida de las personas, sino que alimentan las diferencias y por ende la violencia.
¿Con qué sentido se siembra y alimenta alevosamente la idea de victimismo de un sexo subyugado por otro?, como si estuviésemos en la edad media y no hubiera ya estudios científicos que expliquen la mecánica de fenómenos como el de la violencia en algunas personas, descontando que ésta no es exclusividad del sexo masculino.
La violencia se expresa de manera muy personal dependiendo de las características físico-mentales del individuo.
Las mujeres suelen tener un cuerpo más delicado y con menos fuerza física debido a que su feminidad disipa el interés por desarrollar estas capacidades que sí desarrollan natural y artificialmente muchos hombres y algunas mujeres también.
No necesariamente un hombre que es consciente de su fuerza física superior al de la mujer abusa de ella, de hecho, lo más común es que el hombre tienda a proteger y usar sus aptitudes físicas (de tenerlas) en beneficio de las femeninas.
La mujer tiene otras aptitudes propias de su sexo que son las mentales, no siempre conocidas por ellas, y, por ende, usadas de manera bastante inconsciente y hasta inapropiada.
La mujer tiende a subyugar a partir de la manipulación mental que es otra forma de violencia y sobre la que se habla poco, ya que no deja marcas visibles y punibles por la justicia.
Las femeninas suelen ser bastante imprudentes con sus dotes y capacidades, creando ambientes que se les vuelven en contra y como se mueven demasiado tiempo en la inconsciencia, niegan toda responsabilidad.
Es más común ver en la sociedad a hombres sometidos mentalmente a sus mujeres, las que tienen un poder mental importante al cuál son pocos los hombres que se revelan. En su lugar muchos optan por una actitud sumisa y complaciente. Optan por la hipocresía y la mentira.
En este artículo no se pondrá a ninguno de los sexos en posición de víctima, porque sería una mentira evidente, sólo se pondrá en su lugar la responsabilidad de cada persona y se llamará la atención a aquellos que están buscando beneficiarse muy bajamente sembrando estas ideas con intención y alevosía e impidiendo que aquellas mujeres que se sienten víctimas puedan tomar consciencia de qué cosas están causando el que sean violentadas o abusadas, y tratar con seriedad y conocimiento su problema.
La mujer golpeada (hay hombres golpeados también), suele tener improntas psíquicas que le fuerzan una vida en la que padecen la violencia y el abuso de otros, y así se condenase y encarcelase a todos sus victimarios, siempre se abrirá paso esta situación en su vida para repetirse una y otra vez.
Por ésto se podrá encontrar a mujeres golpeadas que si son consultadas y se intenta saber de ellas, se conocerá que tienen una historia de violencia familiar, donde de pequeñas fueron maltratadas y/o abusadas, causándoles daños y marcas en su psique que desde la inconsciencia modelan su pensamiento y sus actos que demandan, por propia necesidad, ser golpeadas.
Si la madurez gobernara los pueblos no se seguiría tratando de corregir los desórdenes mentales que llevan a unos a golpear y a otros a ser golpeados desde la legislación que nunca solucionó nada a nadie, pero justifica que muchos que sin saber llevar una vida honorable ni sabia, tengan el tupé de juzgar la vida de otros, condenarla o darle una solución desde un ambiente tan limitado y decadente como es hoy en día, el legislativo.
Sí quienes tienen el cargo que les avala, quisieran mejorar verdaderamente la vida de las personas, obrarían en consecuencia, se dirigirían directamente a aquellos que tienen el conocimiento de cómo se tratan estas patologías sociales y pedirían asesoramiento sobre qué sería lo mejor para comenzar a hacer desaparecer estas conductas y seguramente, una de las medidas sugeridas sería, dejar de promocionar la “violencia de género” como la rotularon marketineramente, tomando como primera medida la capacitación de los comunicadores mediáticos en lo que refiere a psicología social, sociología, neurología, y demás disciplinas de la mente, de modo de reducir la ignorancia e idiosincrasia basada en ésta y dejar de promover a través de los medios masivos de comunicación ideas personales que causan efectos desastrosos en la sociedad.
Para aquellas personas que están siendo golpeadas o son golpeadoras y que ya no quieren vivir así, pueden decidir cambiar de vida, pero ésto sólo ocurrirá si buscan la forma de limpiar esas improntas cerebrales, no subestimando su situación ni condenándola.
Como primera medida para el inicio del cambio es necesario saber que:
- no son culpables y no deben aceptar la condena de nadie.
- no son víctimas y no deben buscar la condena de nadie, eso empeora la situación.
- no está todo perdido, siempre hay una oportunidad si se la desea sinceramente.
- Si se debe aceptar la responsabilidad y con ella el poder para manejar la situación con mayor autoridad sobre los actos.
Pueden recurrir a:
- terapeutas que manejan técnicas como la DRMO (Desensibilización y Reproceso por el Movimiento de los Ojos) más conocida por sus siglas en inglés EMDR (Eye Movement Desensitization and Reprocessing).
- bibliografía que explique qué patología mental les está afectando y cómo superarla, libros recomendados podrían ser: Cura emocional de David Servan o Usted puede sanar su vida de Louise Hay.
- grupos de ayuda.
Evidentemente este es un artículo demasiado breve para lo que podría ser. Un fenómeno como el de la violencia no puede ni debe ser generalizada, pero si alguien encuentra en este escrito la posibilidad de ver y encarar las cosas de manera diferente con la convicción de tener en las propias manos un cambio de vida, el que considera, merece, sepa que tiene el apoyo de quienes abogamos por un mundo más auténtico, despierto, pacífico y sano.
El video a continuación es parte de una serie que completa la campaña iniciada por la ONU. Por si a alguien le quedaba la duda sobre la aptitud de los líderes del mundo y sobre la campaña publicitaria y de promoción mundial de la violencia contra la mujer y contra el hombre como raza. (*)
PD: ya se pueden encontrar en la web Asociaciones de damnificados de la ley de violencia de género. En apariencia le han encontrado el lado débil a la ley y las denuncias falsas son un nuevo instrumento de injusticia.
(*) La gran pregunta es: ¿qué ocurriría con los gobernantes, jueces, policías, jerarcas “religiosos”, etc. si las personas aprendieran a convivir en paz?.
La miseria de la gente sostiene las instituciones de gobierno y de control, y no nacerá desde estos últimos el solucionarlo porque eso implica su desaparición. Y el temor a desaparecer es uno de los precursores más grandes del caos y el malvivir. El sentido de la supervivencia entra en juego, y ya no tiene que ver con la vida, sino con el haberse identificado con un tipo de vida (aunque miserable e indigna) no quieren que se termine. Extracto de: El modus operandi de los Gobiernos y sus integrantes, enferman.
Anecdótico.
Hay quienes consideran que Gandhi fue una personalidad violenta. Si, así como suena.
Según cuentan, Gandhi que era un gran pensador, filósofo y político, admirado y reconocido por muchas personas en India y en el mundo, tenía un método de enseñanza algo violento.
Cada vez que alguno de sus seguidores procedía de manera equívoca, Gandhi, decía algo como, “en algo me habré equivocado para que procedieras así” y ayunaba.
Así se corría la voz de que el maestro ayunaba por culpa de un discípulo, de esta manera la persona era condenada y despreciada socialmente.
Éste método es realmente violento. Un golpe hubiera resultado tanto más liberador, pero la violencia física es incivilizada, por eso es más frecuente que se recurra a la violencia mental. Alguien como Gandhi no podía darse el gusto de golpear a un discípulo para acomodarle las ideas, pero evidentemente ganas no le faltaban, y como contaba con una mente desarrollada, acomodaba los métodos de enseñanza y los hacía más sofisticados, pero aún así seguían siendo violentos.
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