Poner a la sugestión en favor de la salud.



Son ampliamente conocidos los términos placebo y nocebo dentro del ámbito de la salud.

Ambos están estrechamente vinculados a la sugestión, y dejan evidenciado el hecho de que las personas tienen en sí mismas el poder de, tanto, enfermarse como curarse a sí mismas de solo estar convencidas de su curación o enfermedad.

Tal es el punto de que una simple palabra puede causar la muerte y/o la recuperación de una enfermedad fatal.

Pese a ser, la sugestión, un fenómeno extraordinario, no se estudia ni explota demasiado.

En todo lo que es prueba de fármacos se utilizan métodos de doble ciego que consisten, a groso modo, en la elección de grupos de personas que voluntariamente (y no tan voluntariamente) se prestan para probar la eficiencia de una droga para el tratamiento de una enfermedad.

Así a un grupo se le medica con la droga y al otro con placebo (algo como una pastilla de azúcar), y en caso de que la cantidad de personas que sanan en el grupo de la droga supera en cierto porcentaje al del placebo, la droga es considerada efectiva.

Doble ciego refiere al hecho de que quienes medican no saben cuál es realmente la droga, de modo de no influenciar sobre los resultados.

Este simple hecho muestra como las empresas están más interesadas en desarrollar fármacos que en estudiar o desarrollar el poder de sugestión que en definitiva, en mayor o menor medida, deriva en la sanación de ciertas dolencias y/o enfermedades.

Es demasiado el poder que ejerce la sugestión en la vida de las personas como para dejarla pasar de inadvertida.

Teniendo el conocimiento de que uno no es víctima de las enfermedades ni tampoco el culpable, sino más bien, asumir la responsabilidad y con ella aceptar el poder del que se dispone desde la propia mente, la cual se revela observándola, se pueden lograr grandes cambios y por qué no, sanaciones verdaderas, porque surgen desde el mismo lugar que la enfermedad.

Cada vez que las preocupaciones de un futuro incierto aparezcan en la mente inquietando, simplemente puede recordarse “el futuro NO existe”, o cuando un evento del pasado aqueja, recordar “el pasado NO existe más que en la mente que lo rehace muy subjetivamente a partir de emociones”, cuando el miedo a enfermar se presente en forma de pensamiento, recordar, “Yo soy mi salud”.

Hay innumerables formas y herramientas que sirven para encausar la mente y ponerla en un modo en que brinde paz. Comenzando con aceptar la idea y ponerla a prueba se puede conseguir lo extraordinario.

Es importante la alimentación, claro. Pero si la alimentación se prepondera al punto de entregarle el poder de ejercer dominio de la salud, obsesionando a la mente con LO saludable o LO dañino, el hecho de no tener la voluntad, muchas veces, de evitar lo dañino, puede conllevar un desequilibrio en la salud, sólo porque así se había creído de antemano.

Ejercer el poder que el pensamiento da, conscientemente y voluntariamente, sin miedos, sin dudas ni inhibiciones, es la manera más gratificante de estar saludable.

Sin controlar los pensamientos de miedo u odio, sino verlos como ajenos y hacérselos saber, no identificar esos momentos de ira como propios de la personalidad, sin autocondenas ni perfeccionismo, todo se encamina hacia una vida más calma, que para quienes la desean, brinda indefectiblemente la salud y el bienestar.

Una buena manera de comenzar, podría ser, la autocompasión y la paciencia con uno mismo.

Alguien alguna vez dijo algo como, "quien cuide su vida la perderá y quien la arriesgue la ganará". De seguro hablaba del ponerle pasión a la vida, y no miedo u obsesión por retenerla.

Salud.

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