Mas vale curar que prevenir.



La prevención se volvió una excusa que respalda muchas acciones abusivas o que atentan contra la voluntad y salud.

Conociendo el poder de sugestión del cual son portadoras las personas, lo más probable es que la idea de prevención de algo cause más de ese algo. Debido a que la mayoría de las campañas se basan en el miedo y en el refuerzo de la idea de debilidad. 

Se siembran imágenes de consecuencias horribles como mensaje de lo que puede llegar a ocurrir si uno no se previene: Como ejemplo de ésto están las campañas de tabaquismo y de tránsito, donde se le avisa al fumador que morirá de cáncer, insuficiencia respiratoria o infarto, y al automovilista se romperá el cráneo contra el volante si no usa cinturón de seguridad o se estrellará contra algo o alguien si conduce ebrio o usando el teléfono móvil. 

Claramente, estas campañas no surten ningún efecto, o incluso, generan el efecto contrario.
Independientemente de esta mala práctica, lo que uno debe recordar es que tiene el poder de no sólo no enfermar sino también de la recuperación.

Las creencias afectan definitivamente nuestro sistema de vida, bienestar y salud. Quienes se creen débiles, simplemente, lo son. 
La manera de afectar una creencia no es simple, y no es repitiendo frases “positivas”, como mantras, ya que la duda que se tiene, causada por el intelecto, no se mitiga fácilmente.

Debido a que la mecánica intelectual está muy activa, es esa misma habilidad la usada como forma de desmantelar una idea mental, en este caso, la de debilidad.

Poner en duda una creencia es lo más efectivo para que pierda su efecto. Una manera es preguntarse ¿qué hay de cierto en esa idea?, ¿qué ocurre si uno no es lo débil que se sugiere que es?, ¿existen personas capaces de no enfermar o de recuperar su salud voluntariamente?.

Lo cierto es que existen muchos factores ambientales capaces de afectar la salud y sin embargo no lo hacen. Ésto se debe, en principio, a motivos simples. Las personas más saludables son las más estables emocionalmente, no están obsesionadas o demasiado preocupadas por prevenir enfermedades y sienten gran amor propio. 

Estabilidad emocional: Ésta es la condición más efectiva para vivir saludablemente. No es algo que se herede sino que se desarrolla. Y ese desarrollo es muy personal y dinámico, dado que requiere de la propia observación consciente, la vigilancia continua de los pensamientos e ideas que desequilibran. 

Esta estabilidad consiste en no dejarse arrastrar por emociones causadas por el miedo, como pueden ser la sensación de víctima o injusticia, la necesidad de destacarse, de sentirse especial, superior o inferior. Quien consiga no respaldar por demasiado tiempo esas emociones, logrará el equilibrio. Para esto se puede recurrir a la meditación, a la oración, a la visualización o a lo que sea que cause el efecto de paz mental que no permita que las circunstancias le dominen el ánimo.

Preocupación por la salud: Aquellos a quienes les preocupa la salud tienen la sensación de debilidad. Están atentos y enfocados en todas aquellas cosas que pueden afectar su salud, y ese conocimiento combinado con la idea de debilidad les vuelve vulnerables a muchos de los factores que conocen como perjudiciales debido a que la sugestión entra en juego negativamente.

Sentir amor propio: Sentirse amado por uno mismo le da a uno la capacidad de compasión por los errores propios y los ajenos, sacando de plano la autocrítica destructiva y el perfeccionismo. La paciencia y respeto de la propia humanidad tiene los más grandes efectos de recuperación. 

Este amor se cultiva y se tiene en foco casi constantemente.

Una forma de sentirse más confiado de su capacidad de volverse cada vez más invulnerable a los riesgos externos, así como más hábil en la recuperación, es conociendo cómo estimular los sistemas físicos de defensa.

Estimulación de la médula osea: Es muy efectiva para conservar o recuperar la salud. Ésto se consigue masajeando las piernas con las propias manos (o las de alguien más), aflojando los músculos de las piernas, hundir los dedos lo más que se pueda en ellas y hacerlos correr de arriba hacia abajo dentro de la carne. Se puede utilizar crema para que las manos se deslicen mejor. La forma de aflojar los músculos es estando sentado en el suelo o acostado con las piernas apoyadas contra la pared. Lo mismo con los brazos. 

Elongando la columna vertebral habitualmente, sobretodo por la mañana y antes de irse a dormir. Hay asanas de hata yoga destinadas a ésto que son muy recomendables.

Beber agua potable por la mañana en ayunas y a la noche antes de irse a dormir ayuda a la depuración y oxigenación de la sangre.

Todas éstas prácticas devuelven autonomía sobre la salud y en la medida que se recupera la confianza, la creencia de debilidad va perdiendo su poder.

Curar la mente liberándola de la creencia de debilidad, es la mejor manera de vivir en el bienestar.


Salud!








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